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En los diferentes períodos del desarrollo intelectual infantil el aprendizaje está originado por el proceso que Piaget denominó adaptación, y que explica que los niños proyectan en el medio ambiente sus esquemas innatos asimilando las experiencias a sus esquemas de pensamiento, los cuales a su vez, se acomodarán a la nueva experiencia.  Una vez adaptado a un medio el niño vuelve a proyectar el esquema reformado y  nuevamente se acomoda a una reciente experiencia. Las nuevas experiencias provocan un conflicto cognitivo que rompe el equilibrio y reinician el proceso de asimilación, acomodación y reequilibrio, por ello Piaget define la inteligencia como la capacidad para adaptarse al medio ambiente y al aprendizaje como un proceso en constante búsqueda de equilibrio.

Vigotski destaca en sus investigaciones la importancia del papel del adulto y el poder del lenguaje como instrumento mediador entre el niño, el adulto y la tarea o problema objeto. Sin bien es cierto que cualquier aprendizaje depende del nivel de desarrollo previo, es decir, lo que el niño es capaz de hacer por sí mismo, este autor apuntó un elemento nuevo: el nivel de desarrollo potencial. El nivel de desarrollo posible o potencial constituye el conjunto de actividades que el niño es capaz de realizar con ayuda, colaboración o guía del adulto. Según Vigotski la distancia que separa el nivel real o actual de su capacidad del nivel potencialmente asumible define la ZDP y es en esta zona donde los aprendizajes van a ser posibles. El autor plantea que los niños menores de seis (6) años son capaces de resolver problemas cognitivos cuando el problema planteado es coherente con su nivel evolutivo y cognitivo y que, con la intervención de un adulto, podrá resolver otro problema similar ligeramente más complejo. Cuando se retira progresivamente la ayuda del adulto el niño termina por resolver el problema por sí solo.  Los postulados de Vigotski dieron sentido a la intervención educativa para la etapa de 0 a 6 años.

Ausubel acuñó la definición de aprendizaje significativo para oponerla al hasta entonces aprendizaje repetitivo. El autor afirmó que el aprendizaje significativo implica poder establecer vínculos sustantivos y no arbitrarios entre las nuevas informaciones y contenidos y los conocimientos previos. Ausubel realizó investigaciones que determinaron que los niños menores de seis (6) años pueden llegar a tener memoria comprensiva siempre y cuando los conocimientos tengan significación para ellos. Otros autores como Deloache, Brown, Wellman, Lindberg o Chi, han llegado a conclusiones similares señalando que los niños son capaces de elaborar estrategias eficaces de memorización cuando la finalidad de la actividad propuesta es motivadora.

Las conclusiones establecidas por los investigadores citados con anterioridad fundamentan  la estimulación temprana de las habilidades  de los niños menores de seis (6) años. El desarrollo integral de la capacidad cognitiva, psicomotora, física, del lenguaje y afectiva de los niños en estas edades es posible y beneficioso, siempre y cuando los contenidos y actividades propuestos por el adulto sean significativos y adecuados al nivel del desarrollo evolutivo.